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ENSEÑANZA ESTRATÉGICA

 

Este tipo de enseñanza implica que el profesor planee de manera estratégica y que la meta se enfoque en “aprender a aprender”. Este enfoque se aproxima al descubrimiento y a la construcción del conocimiento de manera comprensiva y significativa, guiando a los alumnos en la ejecución y reflexión consciente de sus propios procesos de aprendizaje y en las estrategias que usa, en cómo, cuándo y por qué las usan, y qué resultados obtienen. La enseñanza estratégica implica identificar acciones y procedimientos que favorezcan la apropiación y la integración del conocimiento de manera comprensiva y duradera.

 

La función de un profesor estratégico es generar las condiciones para que el estudiante aprenda a aprender, es decir, debe planear, generar un ambiente propicio conducir y adecuar las actividades al grupo y evaluar el logro de las metas.

 

Planeación

 

La planeación, la evaluación y las actividades que realice el alumno, deben estar alineadas, lo que llama Biggs (2005, p. 48) el alineamiento constructivo. Cuando el profesor diseña los objetivos de aprendizaje debe contextualizarlos, es decir, pensar quiénes son los estudiantes, qué deben aprender y por qué. Necesita ubicar la materia dentro del plan de estudios y aclarar qué conocimientos previos tienen los estudiantes y de

qué manera lo que aprenderán contribuirá a la formación del egresado.

 

Lo recomendable es que antes de diseñar las actividades de aprendizaje, el profesor diseñe la evaluación, preguntándose, ¿cómo me daré cuenta de que lograron los objetivos? Cuando el profesor hace este ejercicio logra que exista coherencia entre los objetivos y la evaluación, esto además le permitirá diseñar las actividades más adecuadas para el logro de los objetivos y de esta manera, se alcanzará el alineamiento

constructivo.

 

i. La creación de un ambiente propicio para el aprendizaje Se logra estableciendo normas que favorezcan relaciones basadas en el respeto, la confianza, la comunicación y la responsabilidad para con uno mismo y con los demás. Las normas deben ser pocas, es decir, las que realmente se necesitan, ser claras, consistentes y congruentes. Las consecuencias deben estar relacionadas con la falta cometida y ser avisadas desde el inicio. Estas reglas tienen que ver tanto con el clima de convivencia, como con lo relativo a la entrega de trabajos, exámenes, y la evaluación en general. Tener reglas claras, da seguridad al alumno/a porque sabe que esperar. El profesor debe estar atento al grado de madurez del grupo y ofrecer orientación y apoyo tanto cuanto sea necesario. La idea es ir ayudando a que los estudiantes sean cada vez más autónomos y responsables de sus acciones, para ésto, hay que darles oportunidades para que puedan hacer elecciones.

 

Otro aspecto muy importante, como ya se ha visto anteriormente es la motivación. El aprendizaje profundo y la autorregulación implican una motivación intrínseca. Cuando los aprendices van experimentando la satisfacción de aprender, empiezan a estudiar no sólo por obtener una buena calificación, sino por el gusto de aprender, pero para que esto suceda, es necesario poner metas que impliquen un reto que sea factible lograr.

 

Si las metas son inalcanzables, el estudiante experimentará frustración, y posiblemente no persevere en la meta. El aprendizaje colaborativo puede ayudar en este sentido porque los estudiantes se apoyan entre sí, y esto también ayuda a crear un ambiente favorable para el aprendizaje

Tratar a los alumnos con justicia, sin distinción de sexo, religión, orientación política y capacidad intelectual, es también indispensable para crear un clima favorable. Tener altas expectativas, creer que todos los alumno/as pueden aprender si se dan las condiciones para ello es muy importante pues esto genera un sentido de autoestima y autoeficacia. Para terminar es necesario promover la constante reflexión de los alumnos

sobre sus aprendizajes, actuaciones, logros y áreas de oportunidad para favorecer su autorregulación.

 

 

Conducir los procesos de enseñanza y aprendizaje

 

Un profesor siempre debe estar atento a las necesidades del grupo y a los estilos de aprendizaje de los estudiantes para adecuar las actividades y estrategias que planeó originalmente. La observación de lo que sucede diariamente en las clases y la reflexión sobre su práctica docente le ayudará a verificar que estrategias funcionan mejor de acuerdo a cada grupo y a cada estudiante, y a modificarlas en caso necesario.

 

Para que los alumnos aprendan a utilizar las estrategias de aprendizaje adecuadas según el caso, el profesor debe seguir un proceso que, de acuerdo a Carles Monereo, supone tres etapas que presentaremos en seguida, ya que son una aportación útil y práctica para mejorar la enseñanza del pensamiento (Monereo, 2001, p. 20):

 

a. Presentar y modelar la estrategia

Las estrategias de aprendizaje y las estrategias metacognitivas pueden aprenderse a través del modelamiento del profesor, para lo cual el docente necesita hacer una reflexión acerca de las propias estrategias que emplea para aprender determinados contenidos, y hacer explícitas las estrategias que está utilizando.

 

b. Práctica guiada

El siguiente paso, después de presentar y modelar la estrategia debe haber una práctica guiada. Por ejemplo, para encontrar las ideas principales de un texto el profesor explica cómo lo hace, luego da algunas pautas para que los estudiantes lo ejerciten, en forma de guías con ciertas preguntas clave. Más tarde se da oportunidad a los estudiantes para que practiquen la estrategia en distintos contextos. Se debe procurar que reflexionen sobre su propia experiencia de manera que, poco a poco, vayan sabiendo cuándo, cómo y por qué usar determinada estrategia para realizar determinadas tareas o cumplir ciertas metas.

 

c. Práctica autónoma de la estrategia

La última fase de la secuencia didáctica se da cuando el alumno logra hacer suyo el estilo estratégico, es decir, la comprensión y la asimilación de habilidades que le son de utilidad para planificar, resolver y tomar decisiones de forma autónoma ajustadas a las características del contexto de aprendizaje. La enseñanza estratégica requiere medirse con la experiencia del docente, es decir, que el profesor mismo debe ser consciente de cómo aprende, de sus propios procesos y de las estrategias que usa, de manera que pueda guiar a sus alumnos en esta misma experiencia.

 

 

Evaluación

La evaluación y la retroalimentación son fundamentales para lograr un aprendizaje profundo y significativo. Ya hemos dicho antes que el estudiante debe tener muy claro lo que se espera de él y las metas que debe lograr, si éstas son claras, esto ayudará a que elija las mejores estrategias para aprender. Recordemos que si el profesor propone metas superficiales, propiciará que el estudiante aprenda de modo superficial,

por el contrario si las metas implican el procesamiento profundo de la información y el aprendizaje constructivo, el alumno estudiará de manera profunda. La evaluación debe ser coherente con estas metas, la retroalimentación es muy importante porque es lo que ayuda al estudiante a darse cuenta de sus logros, lo que aumentará su sentido de autoeficacia, y también le permitirá conocer aquello que necesita mejorar.

 

Aprendizaje autónomo. Recuperado de http://www.uia.mx/web/files/publicaciones/aprendizaje-autonomo.pdf

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